martes, 13 de septiembre de 2011

En el comienzo



Imaginemos por un momento que somos los primeros homínidos. 
Hemos tenido la suerte de poseer un enorme cerebro para anticiparnos a nuestras presas y somos muy eficientes en nuestra búsqueda de comida. Todavía no somos los seres humanos que conocemos hoy en día. Somos algo mucho más primitivo. Como tenemos tanta comida disponible con muy poco esfuerzo, empezamos a tener tiempo libre. Y claro, podemos gastar este tiempo libre en lo que queramos, porque somos animales. Unos lo dedicaran a desparasitarse, otros lo dedicaran a reproducirse y otros lo dedicaran a explorar el entorno en el que viven. Miraran hacia el cielo preguntándose qué es esa cosa redonda que da calor y luz y que siempre se esconde para volver a salir más tarde. Nunca antes ningún tipo de animal se había hecho esa pregunta. ¿Qué es eso? ¿Por qué se esconde y vuelve a salir después? Y como no encontraban ninguna respuesta posible, en su corto conocimiento del mundo, le asignarían un motivo fuera de toda explicación, mágico; un motivo divino. Y justo en ese momento, empezó a existir dios. Pero no el dios de los cristianos o el dios de los judíos o el dios de los islámicos, no. Un dios mucho más primitivo. Un dios que era caprichoso, porque se escondía a propósito para privar de luz y calor a los homínidos que existían en ese momento. 
Y comenzaron a alabar a ese dios. Otros dioses surgieron: el dios de la lluvia, el dios de los terremotos, el dios del viento, el dios de la comida, el dios de la guerra y un largo etcétera.


Cuando los homínidos tuvieron la capacidad mental de, no solo cuestionar el entorno, sino de cuestionarse a sí mismo surgieron otro tipo de dudas. ¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos? ¿Que ocurre después de la muerte? Y las respuestas que encontraron a su alrededor no les gustaron porque les asustaban. Y empezaron a responderlas de forma que sus mentes, cuando volvieran sobre estas preguntas, tuvieran una solución aceptable. ¿Por qué estamos aquí? Porque dios nos ha puesto aquí. ¿De dónde venimos? No venimos de ningún sitio, dios nos ha puesta aquí. ¿Qué ocurre después de la muerte? Pues, de la misma forma que dios nos ha puesto aquí, cuando morimos, volvemos al dios que nos ha puesto aquí.
Pero, ¿son esas las respuestas correctas? ¿Qué hace al ser humano tan especial? ¿Qué es un ser humano? ¿Desde cuándo el ser humano tiene alma?

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